viernes, 17 de junio de 2011

A usted Sambrano

Bolívar Coronado así como otros personajes de la historia venezolana. Cuentos cortos, largos, coloraos con casitas de techos rojos , personajes que deambulaban en callesitas de tierra por el norte, sur, este y oeste de Venezuela se me han clavado en el subconsciente. Es casi imposible olvidarse de todas las semejanzas, moralejas y ciclos de la historia que en pocas horas, una tarde o dos, lograban hacerme entender más mi existencia en un pedacito Del mundo, al sur, después del charco y lejos de las luces, museos magníficos, historias de reyes y castillos.

La moraleja : la simplicidad de las cosas que bastante falta hacen en los países donde abundan las cosas obligadas. Unos chinos(restaurantes) luego de grabar, cansados , pero satisfechos de conocer cada día un poquito más de un país a través de sus personajes y de usted y su amor por la existencia, por los recuerdos, la nostalgia de los pueblos.

Las circunstancias hicieron que olvidara enviarle un pequeño mail en agradecimiento de todas esas historias… le pido perdón, pero no me olvido de usted y cada vez que paso por la torre Eiffel más me siento comprometida con sus historias, no porque esté en Europa sino por la falta que me hace la sencillez, el cafecito improvisado y las visitas a la Biblioteca Nacional para escanear unas fotos imposibles de libros imposibles .

Lo recordaré siempre¡

Gracias.

lunes, 14 de febrero de 2011

LA NACIONALIDAD ES UN PREJUICIO .


Será porque desde hace un tiempo para acá soy una inmigrante más en un país supuestamente desarrollado y donde se pueden conseguir más oportunidades de crecer profesionalmente que me motiva a recordarles dentro de mi ignorancia que la nacionalidad es un prejuicio y una herramienta política para separar .

Yo quisiera recordarles a muchos extremistas que en la mayoría de los casos los inmigrantes han construido países y han ayudado a mejorar la calidad de vida . La inmigración siempre es un punto frágil y muy bien utilizado por los dos extremos políticos corrompidos por ideas viejas y recicladas: la extrema derecha y la extrema izquierda. La apertura masiva de las fronteras no fue sino la misma política diseñada por ustedes para tapar porcentajes de falta de empleo y porque la mano de obra había caído enormemente porque no se conseguía gente que quisiera destapar cañerías. Esas políticas extremas sin una planificación acorde con la realidad social de ese momento , lógicamente , colapsa cualquier sistema social.

Nos es culpa de los inmigrantes que el sistema no funcione, ¿ por qué no se inventaron las políticas necesarias para evitar un embudo de botella? , es más fácil tildar a los que entran y cruzan las fronteras de vividores , delincuentes o desadaptados cuando el problema no está allí: Tanto el gobierno como los empleadores son esclavistas y les conviene a ambos explotar la mano de obra extranjera porque saben que la de su propio país es excesivamente costosa, además que en la mayoría de los casos, existe una corrupción casi vergonzosa de los mismos sindicatos de trabajadores y obreros que tienen un monopolio de perfecto parecido al capitalismo y no permiten que los demás trabajen por excusas como: me corté una uña y se me inflamó el dedo: paralicemos las fábricas.

Es evidente que gente que venga de países de extrema pobreza sean toderos y por menos trabajen como esclavos porque la mayoría de ellos necesitan alimentar a sus familias que aún se encuentran en sus países, evidentemente si regularizan su situación apelan por las agrupaciones familiares y así pueden reencontrarse con su gente. Está de la mano de los patrones de realizar un reclutamiento asertivo e igualitario. ¿por qué no se preocupan también por todas esas empresas textiles que explotan gente en India, Camboya, Vietnam? empresas francesas, alemanas, americanas etc .

Se ha demostrado en montones de estudios que los inmigrantes no vienen a quitarle el trabajo a nadie quítense esa idea absurda de la cabeza! Sólo vienen a buscar oportunidades y si encuentran la posibilidad de trabajar en cualquier cosa, lo hacen, porque de dónde vienen eso no existe.; entonces sería una responsabilidad de los organismos estadales de controlar la situación y realmente adoptar políticas que sean justas para todos. Yo, soy la primera persona, madre en sufrir día a día el colapso del sistema de salud y educativo francés, que además de la cantidad de gente en lista de espera para un cupo en las guarderías públicas, es la burocracia y lo que impide que las cosas progresen , perdónenme pero no es cuestión de los inmigrantes ¡ yo soy venezolana y tampoco consigo cupo, como yo, millones de franceses y madres de franceses, entonces, a mi modo de ver es la ineptitud de la gente que trabaja en la administración, no hay que mezclar las cosas .

Esos discursos populistas, conocidos por todos, lo que logran es incentivar un odio y rencor entre la gente que vive en países de Europa y son extranjeros. Mi hija nació en Francia, su padre es francés pero como yo soy venezolana entonces ¿ella es cuasi francesa? A mí el tema de la nacionalidades me parece atorrante y retrógrado , la nacionalidad no te hace gente lo que te hace persona son los valores que le enseñas a tus hijos en la casa y yo creo que en vez de estar con esas pendejadas deberían ponerle atención a la educación en Francia que es la más baja después de la española ¿eso también es culpa de los inmigrantes?

Si existe un exceso en la posibilidad de obtener ayuda del gobierno está en ellos de controlar la situación y esa igualdad que tanto hablan que la apliquen de verdad para todos aquellos que pagamos impuestos también.

En todo caso yo sí apelo por un control de la gente que se aprovecha del sistema de ayuda del Estado y en muchos casos también son franceses que se aprovechan de él. No se puede caer en ese juego peligroso y delicado de ponerle acentos y nacionalidades a los problemas políticos de cada país eso tiene que dejar de ser una bandera política cada vez que sea el período de postulaciones presidenciales ! Arretez -vous! no somos idiotas !


miércoles, 15 de diciembre de 2010

"La sonata de un hombre bueno"

Caminando por ahí me fijé en un personaje, un hombre mayor, parecía triste o no sé si era el decoro que hacía la visita un poco nostálgica. Paredes del siglo pasado, un galpón vino tinto cerca del barrio diez donde venden antiguedades o cachivaches que la gente ya no usa "Brocante" . Ahí me topé con él, no le hablé, tomaba un café y miraba sin mirar dándole vueltas a la cuchara con movimientos repetitivos. Yo, como no tenía nada que hacer sino seguir agarrando la vida de los demás e inventarles cosas sin pedirles permiso, le quise escribir un relato porque un poco de ocurrencia es lo que sucede cuando, literalmente te pierdes en las calles de París …

El título lo tomé prestado de una película que vi hace poco que se me había metido en la cabeza " La vie des autres" que cuenta la historia de algunos aristas antes de la caída del Muro de Berlín cuando vivían en el lado comunista, suicidios y frustraciones de sentirse traicionados por sus propios ideales o por ellos mismos... en fin es una mezcla de sentimientos que se me acumulan cuando me pierdo por ahí y tengo el tiempo para hacerlo....

“ La sonata de un hombre bueno”

Solo en su salón advierte su desventura, un hombre atado a sus prejuicios, el desconocimiento de lo que es real o virtual, lo que le place por convicción o lo que lo motiva por desconocimiento de la realidad. Una sonata que escucha sumiso en su confidencia lo hace desmesurar su propia individualidad atacándolo ferozmente, hasta lograr desnudarlo y sumergirlo en los recuerdos . “Mal consejero” o “pájaro de mal agüero” le decía su tía abuela cuando el señor de los recuerdos le tocaba la puerta al ego; decía que lo hacía para inmortalizar la idea que era tierra y lo que sembrara lo recogería a punta de pala si era bondadoso, sino, lo enterraría hasta el cuello para que todos lo miraran desde arriba y así sintiese vergüenza. La voz de la tía abuela tronaba en aquel salón con la misma fuerza con la que los recuerdos rebotaban como proyecciones por cada muro vino tinto que recubría aquel salón maldito.

Éste fue el lugar donde comprometió su alma y es ahí donde comienza la historia de un individuo que crea fantasmas, excusas , se siente vigilado y por consiguiente obliga a vigilar a rastrear como los perros, buscar pruebas que lo ayuden a no seguir temeroso de su propia desdicha: la mala suerte de saber que las cosas han cambiado que sus ideales lo traicionaron que no le queda otra forma que sobornar su propio criterio para seguir creyendo que existe esa línea imaginaria entre el deber ser y el saber hacer. ¿A partir de qué momento dejó de mirarla, tocarla, besarla? ¿en qué instante se había encerrado en aquel salón y separado del mundo? Quizás cuando comenzó a dominarse con el tiempo , las ideas y de forzar el devenir de las cosas desafiando las teorías de causa y efecto.

Un hombre solo, desde su salón, confunde el sentido común con la paranoia, la ignorancia con la manipulación y que todo lo que crea son personajes, héroes en la historia de la humanidad en la que ya no cree. La sonata lo hace descubrir una condición que lo persigue: la enfermedad de la conspiración un boicot a su propio ser que le costará la vida. ¿ Cuándo dejó de amar? ¿ en qué momento dejó de mirar a los ojos? Los síntomas son claros. No duerme, fuma en abundancia, ya no escribe, decide registrar movimientos y conversaciones ocultas, se crea amigos imaginarios ya no puede hablar con nadie, necesita conseguir respuestas, le tiene miedo al fracaso, no acepta disidencias, no se acepta aceptar, escuchar ni llorar. “ el fracaso” se repite , ”lo tengo impreso y tatuado, la gente ya me mira desde arriba, comienzo a sentir vergüenza”

Solo en su salón advierte su mala suerte, siente que la muerte es más efectiva y menos dolorosa que la soledad, y le pide que decida por él porque no soporta sentir la pérdida convertirse en perdedor de su trofeo, de lo que más amaba y llora . Era inminente, su pesadilla de saber y buscar fantasmas le hizo entender que se había acabado que ya no confiaba en él, en su arte que sólo quedaba esperar a que la sirena sonara, vuelve a llorar pasivamente sin desmoronarse, sin lágrimas sólo pequeños cortes de respiración.

En su estancia en ese espacio que le cambió la vida peca por visionar el futuro avenir y no veía más que su miseria mezquina , haberse enamorado, quizás, de la mujer equivocada, haber hablado demás , no escuchar, quizás haber sido menos impaciente , pero era inaplazable: ella se marcharía, él lo sabía.

Ella, decidida toma una ducha , se viste como de costumbre, con la puerta cerrada, se maquilla los ojos y se coloca labial rojo en sus carnosos labios, con vestido negro, guantes rojos y con maleta en mano desde el largo corredor de la habitación le dice que se marcha; el hombre no voltea, sólo el perfume de la premonición es absorbido por cada orificio de su nariz, produciéndole el efecto químico más detestado por el hombre: arrepentimiento, impotencia para luego con los ojos cargados, las manos colocadas dulcemente sobre el pequeño escritorio frente a la ventana y una minúscula máquina de escribir, sin mirarla siquiera un instante, el último de su vida , con cobardía la deja partir, “ estaba escrito” “estaba condenado” dice él “estoy condenado” .

jueves, 25 de noviembre de 2010

El hombre de la casa de cartón

En una calle larga que separa dos tipos de vida diferentes en un mismo distrito de la ciudad de París donde consigues miles de peluquerías africanas con sus promotores en cada puerta obligándote prácticamente ha transformarte las uñas en pedazos de acrílico con geroglifos y decoraciones extrañas, con un largor infinito parecido a las uñas de la bruja de Blancanieves o , si no , cortarte el pelo al estilo afro o Bob Marley ; en fin, ahí se encuentra “el hombre de la casa de cartón” . Un individuo que ha escogido con certeza y seriedad su esquina, formando parte del decoro de la gran avenida que colinda con Château d`eau, una larga calle que se encuentra en el distrito diez de París donde me he mudado ahora.

Cada lunes, martes y jueves que emprendo la ruta para llegar unas veces tranquila otras veces corriendo a la clase de francés, lo veo y desde el primer momento me ha llamado la atención su fidelidad y fiereza con la que defiende su esquina. Con tan solo un trazo de cartón que utiliza para cubrirse de la lluvia, porque en París es más lo que llueve que lo que sale el sol; unas cuantas bolsas ruidas de diferentes comercios de alimentos como supermercados Carrefour y Lidel , este señor se sienta, duerme, reflexiona, observa justo en la esquina más transitada y complicada de la avenida; para poder cruzar la calle por el paso peatonal te lo topas y en todo sentido lo vez, que si fuera publicista o un encuestador haría su agosto, como decimos los venezolanos porque no hay forma de que no te tropieces al hombre aún con la mirada.

Viendo a éste señor todos los días, digo yo: enamorado de su esquina , dejándose rozar la cara con las gotas de lluvia fría que cubre el cielo parisino, que no tiene letreritos de SVP “s' il vous plait” “por favor” queriendo decir dame algún centavito para comer que estoy loco, desempleado, perdido, esquizofrénico etc. No, éste señor se sienta ahí y lo que hace es recostarse en pleno cruce a reflexionar y observar. Es ahí cuando comienzo ha aventurarme un poco con mis historias: ¿será que ese es su trabajo?, ¿el señor está perdido desde hace años?, ¿nunca conoció al amor de su vida?, ¿lo botaron de su casa o del asilo?, ¿bebió tanto que el alcohol no lo absorbe? o quizás es un filósofo vestido de indigente haciéndose el loco para rescatar frases en el aire y dejarse robar el alma por aquellos que lo ven y le pasan por encima, posiblemente sea un físico tratando de descifrar la fórmula del equilibrio social o un Alquimista ensayando el camino hacia la felicidad, no lo sé y al final de cuentas: qué importa o a quién le importa... pero me da la impresión que ese es su trabajo.

La gente que cruza constantemente la avenida principal para conectar con otras vías alternas se han acostumbrado a este personaje, tanto así, que lo han transformado en un ser invisible. Así son las ciudades grandes con una cotidianidad intransigente, autómata e individualista. En algunas circunstancias los seres humanos pasamos a ser pelusas, seres invisibles, antagónicos, cansados. Muchos me han dicho “pero por qué te llama la atención ese hombre , es un indigente más en París” yo respondo “si , quizás un indigente más como en cualquier parte del mundo, pero lo que me llama la atención es como quiere su esquina y como la disfruta sin pedir nada a cambio”

Régis me comentó que aquí en París los indigentes suelen escoger sus esquinas y barrios, creando su propio mundo dentro de otro mundo y como no se sabe cuál es el más miserable, todos somos felices a nuestra manera.

El hombre de la casa de cartón me dio un poco de envidia porque en su pequeño mundo y sin yo saber quizás cuántos problemas habrá tenido en su vida o tiene actualmente, ha sido decidido y firme “ aquí me quedo y quizás aquí muero” tiene su rincón que le representa algo de lo poco que tiene y para él lo es todo. No tiene trabajo, pero tampoco pide dinero o quizás hace otras cosas para comer, el sentido es que quizás los locos saben más que los cuerdos aunque mi abuela decía “ los locos comen mierda y si no lo vez comiendo mierda literalmente, se hacen los pendejos” posiblemente este hombre se hace el pendejo y aprovecha la reacción de la gente para crear su obra magistral o quizás nos utiliza como ratones de laboratorio para su tesis de vida…

jueves, 23 de septiembre de 2010

Renacer= Ponerse a prueba

Una mañana me decido a tomar mi cámara y perderme en París, sólo con una idea en mente.

Normalmente cuando sales con la convicción de buscar historias deberías, en teoría, pensar más o menos lo que quieres mostrar, yo, solo le hacía caso al olfato; ese que dicen en la escuela que todo periodista debe tener casi cosido como el cordón umbilical cuando naces.

Me preparo desde temprano, visto a Lucía su padre se la lleva y listo, cámara, cintas, batería y a la calle!. La sensación fue como una especie de catarsis, quería ponerme a prueba si era capaz de comunicarme, buscar personajes, desmesurar historias y llegar a fondo, pero sobre todo, lo que buscaba era ver si podía ser capaz de entenderme con la gente y realizar mi trabajo cotidiano en otro idioma, ambiente. Desde temprano en la mañana, antes del café esa idea se me vino a la cabeza "tengo que ponerme a prueba para convencerme de mis capacidades y así ver si realmente soy una persona arriesgada". Necesitaba sentir si existía ese olfato del que me habían hablado, quería ver si realmente tengo la vena de periodista.


A veces cuando uno se acostumbra a rodearse de la misma gente, en tu mismo idioma, bajo las misas circunstancias; posiblemente uno se pierda un poco en todo eso y en algunos casos hace que nos quedemos detrás de la misma línea amarilla sin querer cruzarla porque estamos bien allí, nos entendemos y comprendemos nuestro alrededor de tal manera que ese olfato, sí que lo tenemos, pero no nos damos cuenta hasta donde podemos llegar con él. En el mismos momento en que sales de esa burbuja y caes por azar o decisión en otro campo de trabajo, te pierdes, estás tan desorientado: no sabes que decisiones tomar; si cambiar de profesión o no, mudarte, regresar, esconderte, entristecerte, deprimirte, alegrarte, agradecer lo aprendido, rechazar los cambios, aceptarlos. Gracias a todas estas reflexiones pude tomar la decisión de aventurarme y ser dueña de mi pauta periodística, convertirme en la generadora de contenido de esa mañana increíble.

Yo, pues decidí cruzar esa línea amarilla y ponerme a prueba a ver si había escogido la profesión por convicción y corazón o por moda, porque sentía que había perdido la fe en mí, sentía que había perdido ese enamoramiento, creencia en lo que definitivamente se hacer por convicción.


Montada en el metro me dirijo a la "Place de la République" porque ya había escuchado la historia de los Sans Papiers , sin papeles. Africanos que vienen a Francia en búsqueda de trabajo para luego poder enviar dinero a sus familiares que se encuentran en estado de extrema pobreza, viviendo en ciudades y poblados de Africa donde la violencia por temas religiosos e idiologicos han desgastado las oportunidades de surgir a cualquiera que vive allá. En resumen las historia de las gentes que se encuentra aquí en la lucha por un derecho antes ofrecido por el Gobierno de Francia, es triste e inhumana.

En búsqueda de respuesta por parte del gobierno Francés, todos los manifestantes se deciden a marchar hasta la Asamblea Nacional. De entrada cuando llegué, sentí miedo, angustia de no poder hacerme entender y no poder lograr comunicarme con alguien que pudiese explicarme la situación. Hablé con un manifestante y su historia, la cual me conmovió muchísimo, me hizo recordarme para qué había escogido esta profesión y sentí que la fe la estaba recuperando, la confianza en mi misma y la capacidad que tengo, no importa en qué idioma sea, de conversar con la gente. De eso estoy hecha desde lo pies a la cabeza y no voy a cambiar, no quiero cambiar aunque digan que aún no es suficiente, que debo seguir caminando hasta encontrar mi rincón favorito pero no el que me acomode sino el logre que sea yo misma.



domingo, 12 de septiembre de 2010

Perdida en los brazos del Sr. Montparnasse

Entre tanta lluvia pasando por callejones pido permiso para entrar en el café y así acomodarme en cualquier mesita disponible, hacer que pase el tiempo y sobre todo, la lluvia. Con el bolso empapado y el cuadernito robado ,o mejor dicho, que tomé prestado a mi esposo he caído en las manos del señor Montparnasse, dueño de un barrio peculiar en París, una mezcla entre lo bohemio y lo urbano, un rincón encontrado por azar todo gracias a no entender los mapas y a dejarme guiar por el instinto.

Este señor me deja entrar en su no humilde morada para perdonarme el hecho que no hubiese escogido su barrio , antes que otros, para perderme en el y mezclarme en su multitud, bares y teatros que rodean pequeñas plazas ubicadas en cada una de las pequeñas vías que conectan el Boulevard Del Sr. Montparnasse. Lo que sucedió es que cuando salí del metro vi una torre horrorosa negra, muy parecida a la Torre Del Bco. Mercantil en el Centro de Caracas, justo frente a mí y me dije :¿ dónde coño estoy ? ¿me he teletransportado ?¿ sigo aquí ? es decir : sigo perdida.

Eso sucede mucho en París, cada estación de Metro tiene 27, 5 salidas y justo la que decides salir, que es la coma cinco, es la que no es. Generalmente la sensación al salir de cada una de sus estaciones, dependiendo también para donde vayas es oh la la la la la, it is beautiful !, merveilleuse ! edificios con miles y tantos de años y siglos de antigüedad, museos increíbles, puentes, catedrales, calles llenas de cafés pequeños típicos de los años treinta, librerías por doquier etc. Pero esta vez mi instinto no me funcionó y caí en la redes misteriosas de un señor que juntó tendencias arquitectónicas gustos y colores en un mismo lugar , su reino lo rige en la « Gran Torre Montparnasse » negra , fea y triste.

Mezclarse entre la gente es difícil porque cada quien respeta el espacio de la otra persona. Lo vez en las estaciones de metro cuando uno espera el vagón: cada asiento está a un metro de distancia uno del otro lo que hace prácticamente imposible el roce de hombro a hombro y cuando quieres mirar a la persona que está al lado tuyo, tienes que fingir que estás viendo la máquina de coca cola al fondo e ir enfocando la vista paulatinamente hasta dar con el rostro de tu vecino. Yo me pregunto cómo hacen para caerse, es decir: si alguien le atrae la otra persona dentro del metro¿ cómo hacen para romper el hielo? Me lo pregunto todas las veces que me monto en el metro: Ahí no existe el pshh , phsss mira y tú como te llamas, ¿estás perdida?, mamita!!!! etc. Eso es categóricamente imposible.

Ya, una vez terminada esta reflexión, me detengo en mi mesita a estudiar los personajes, todos variopintos . Chamos que parecieran que salieran de un mismo instituto universitario o casting, forzando el sentimiento de vestirse al descuido con peinados que, a penas, se le ven los ojos; debe ser incómodo tener un poco de pelo en la cara que se te metan en los ojos, a mi modo de ver, en definitiva tenían un poco al estilo Beatles, londinense forzado, a juro. Sus impelables chaqueticas de cuero cortas y pantalones tubitos como en los ochenta y por supuesto los Converse "All Star" yo no tengo nada en contra de los zapatos ojo, soy la primera que los uso, sólo que me fijé en la vestimenta pues.

Un señor en particular me ha llamado la atención, el ha entrado dignamente con su traje raído con pinta de escritor de obras de teatro y una pipa enorme que casi dejaba ver su rostro. Su cabello plateado y mojado por la lluvia , a mi modo de ver, le incomoda. No observa a nadie escoge su mesa que pareciera que fuese su preferida porque quizás es asiduo al local. Para mi desventura el hombre se sienta justo al lado mío y el humo que producía la pipa no me dejaba ni pensar, decidí cambiar de mesa.

Desde otro ángulo comienzo a inventar historias de los personajes que entran y salen del café y en particular del señor de la pipa enorme, le puse un nombre “ Jaques” tenía cara de "Jaques" pues, "Jaques Bourgoge" para hacerlo más francés y me dio la impresión de que era escritor ,o a lo mejor, es un vendedor ambulante o repartidor de periódicos, posiblemente un perdido como yo ; en fin…

A su lado se sienta una muchacha que a primera vista puedes detallar sus grandes ojos verdes ahí saqué otra conclusión aventurada : la musa. La inspiración de Jaques eran las mujeres más jóvenes que el, bien dotadas, y con grandes ojos verdes; aquel hombre necesita desesperadamente una gota de creatividad, un personaje que logre ayudarlo a crear una historia. Me detengo y reflexiono… « quizás ese sea yo, mi reflejo, una persona en la búsqueda de la musa … En todo caso es divertido escoger gente que ves por la calle he inventar sus vidas .

Otra cosa divertida y me ha sucedido en varias oportunidades en París, el café a pesar de tener una estructura y decoración de un pequeño teatro además de darte la sensación de sentarte al lado de pequeños o grandes creadores ; la música era particular : reggaeton, pum pum pum, Boricua morena, dominicana pum, pum mami. Bueno sucede en todas partes…

Así pasé parte Del día, siendo osada y manipuladora, inventándole fantasmas a la gente que se asomaban en aquel café parisino en las redes de los Brazos Del Sr. Montparnasse, pero aún sigo sin encontrar mi rincón favorito.