viernes, 23 de julio de 2010

PARA Tí, VALE


"El discovery de los pobres" primera frase que me hizo luego enamorarme del mundo audiovisual, una expresión que identifica Vale TV de donde vengo. Primera expresión que me permitió conocer en parte lo que hago ahora como profesión y lo que busco en cada tema que me permito descubrir.

El conocimiento, la inteligencia y en definitiva la información son los enemigos fieles de los cobardes, de aquellos gobiernos que no permiten que la gente piense por ellos mismos porque necesitan una población ignorante, un país esclavo de la miseria que dan los embelezados por el poder.

Es triste saber que sea necesario meterse hasta con canales como Vale TV, un espacio reservado a la propagación de la cultura como bandera política, donde los venezolanos , no importa los estratos sociales, tienen acceso a la historia, arte, ciencia, tecnología, información y por capricho y arrogancia, porque sabe que su fuerza se debilita, en voz alta y delante de todos decide confiscarnos el acceso a la educación.

Todo país democrático existe porque dentro de su estructura hay disidencia y eso no los enseñan desde nuestras casas: “si no estás de acuerdo hija reclame, con respeto, pero hable” ¿cómo podrá el tirano con semejante fuerza?. El sabe que las generaciones sucesoras, los jóvenes que ya son profesionales han crecido con esa semilla y que será muy difícil arrancarla. Los creativos, artistas, periodistas, escritores todos venimos de la misma cesta somos la misma calaña y aunque le duela no cambiaremos porque cuando no se está de acuerdo con algo hay que rememorar las palabras ancestrales de nuestros abuelos, tatarabuelos que lucharon contra Pérez Jiménez o quizás recordar la Generación del 28.

Que no, chico, te dije que no, punto cierres la Fundación de Cultura Urbana, Vale TV es un cuchillo a tu garganta porque estás arrasando con la calidad cultural y creativa que tiene el país y la capacidad de decir las cosas sin tapujos ni fantasmas.

Este pequeño artículo que publico hoy se lo dedico a todos aquellos que conozco y que no conozco que trabajan y trabajaron para Vale TV. No hay que permitir que la cobardía le gane la batalla a la decencia. Una compañera y colega me dijo en estos días que hay que luchar con lo que tenemos y sabemos hacer, que cada quien pone su grano de arena según lo que dice sus sentimientos y su capacidad de hacer cambios. Cada uno tiene un rol en esta tierra por algo vivimos y nacimos, aunque estemos lejos es necesario utilizar las herramientas que tengamos a mano y creer en nuestros principios, esa ideología indestructible que se traduce en el respeto y aceptación a lo distinto a nosotros y a quienes piensan diferente. No es justo para aquellos que han trabajado por construir país, intelectuales, no intelectuales, escritores, no escritores, aprendices y soñadores, hay que seguir dibujando el camino y sólo se logra con perseverancia y buenas ideas.

Yo comienzo por aportar la pluma, la palabra que aunque no sea tan perfecta como la de muchos escritores o críticos y periodistas, lo que pienso lo digo. También aporto mi cámara y mi ojo crítico, sobre todo , lo más importante: las ganas de cambiar las cosas y decir la verdad sin miedo. ¿Qué pueden aportar ustedes? ¿seguiremos dejando que nos cierren las puertas del conocimiento, la inteligencia? ¿nos abatirá la arrogancia, el resentimiento y el desconocimiento de lo que realmente somos los venezolanos?




viernes, 9 de julio de 2010

Volviendo a los Trece

VOLVIENDO A LOS TRECE.

Creo entender ahora, el problema no son ellos o la cultura; definitivamente soy yo que no me permito salir del cascarón. Una cobertura gruesa de la que me he metido desde que tomé la decisión de venir a vivir aquí.

Recuerdo cuando tenía trece años he íbamos con mis padres todos los fines de semana regularmente a la playa. Un sitio que me trae muchos recuerdos y que ahora me permite reflexionar un poco sobre el presente. La Guaira, Edo. Vargas me dice mucho a lo largo de mi infancia y adolescencia.

Resulta que para esa época, era una persona tímida o insegura más bien, trataba siempre de escabullirme de los grupillos de niños de mi misma edad porque no sentía que podía tener una conversación amena o quizás que se rieran de mis chistes ( en verdad nunca he sabido contar chistes) me daba terror sentir que iba a ser rechazada, entraba en pánico sólo saber que podría existir la posibilidad que no me aceptaran o que no fuera lo suficientemente simpática para ellos.

Todas estas pre hipótesis entraban en mi cabeza antes de acercarme al grupo de niños quienes se divertían todo el fin de semana bañándose en la playa, jugando pelota etc y yo parecía un agente extraño escondida entre los matorrales de uvas de playa observando desde lejos como cada quien interactuaba a su manera y a veces jugaban a ser grandes. Envidiaba enormemente a mi hermano tres años mayor que yo que lograba de un solo golpe involucrarse con la gente sin problemas ni prejuicios. Dios, Que rara era!

Mi madre preocupada me decía “ por qué no vas a jugar con ellos” “por qué no te metes en los concursos de vacaciones y así haces amigos” para mí eso era imposible, pero ¿cómo explicarle a mi madre que lo que tenía era un pánico que me estrangulaba el estómago y que no me permitía ser yo?. Para deslizarme un poco entre tanta presión yo conseguía las excusas más ridículas, “ no , mamá no me gustan ese tipo de cosas, ya yo los conozco y no son tan simpáticos como crees” lo hacía para no reconocer que estaba perdiendo la oportunidad de ser sociable, divertirme, conocer gente nueva; preferí quedarme con mi hermana seis años menor que yo ( no que no me gustó, adoro a mi hermana) porque me sentía segura, claro, ella igual me iba a querer porque es mi hermana.

Todo esto para decir que hoy he vuelto a los trece y siento que soy esa niña insegura, escondida entre los árboles viendo como suceden las cosas de lejos. Tengo la sensación de haber perdido la confianza y que me gustaría volver a rescatarla. Entro en pánico constante, el estómago se me estrangula, me da dolor de barriga, me enfermo: sí, definitivamente son los mismos síntomas.

Que ridiculez tan absurda que a mis 30 años he retrocedido, quizás sea la situación actual en la que me encuentro donde ando tratando de entender a la gente , su idioma, idiosincrasia, sin embargo, tampoco he tenido mucho tiempo de hacerlo porque desde el embarazo y el nacimiento de Lucía ando sumergida en un mundo paralelo en un país igual de paralelo e insólito, quizás como yo.

Patéticos somos todos


Quién juzga a quién. Por qué somos tan críticos con los demás cuando diariamente no podemos reconocer nuestros propios baches en la vida. Qué sentido tiene hacer sentir a alguien miserable cuando las cosas siempre son más sencillas de lo que son.

Creo que estamos aún sumergidos en los parámetros más rígidos de una sociedad absolutamente conservadora que no permite escalas ni colores diferentes y lo interesante de todo esto es que muchas veces son los mismos que hacen cosas peores como la hipocresía.

Todos tenemos derecho a equivocarnos, no lo dice ninguna constitución del mundo porque es un principio que no ha creado el hombre y por ello es difícil justificarlo. Nosotros pasamos por alto todo aquello que no está firmado en un papel con sello de institución que pasa simultáneamente por un Ministerio, pero no somos capaces de aceptar las cosas simples de la vida porque no la vemos todos los días en las noticias.

Equivocarse es sagrado para el desarrollo humano, y como tampoco está comprobado científicamente y no hay estadísticas pues no entra entre los cánones justificables de la existencia humana, la sociedad.

Patéticos somos todos, ¿quién no lo ha sido? ¿quién no ha preferido beberse unas cervezas con sus amigos a ir al cine con la novia o novio? ¿quién siendo mamá no se ha encerrado en el closet de su cuarto a llorar inconsolablemente por toda la responsabilidad que tiene en sus manos y que no puede seguir soportando que su hija llore sin cesar ? ¿quién no ha dejado de reír y ha cambiado por circunstancias de la vida? ¿quién no ha dejado de amar a una persona y le ha hecho daño sin querer?

¿Pero por qué somos tan duros? Por qué siempre nos tienta el prejuicio para luego sacar conclusiones que hieren, atormentan y hacen sentir a la gente más miserables . La sociedad y sus parámetros absurdos son los que han logrado que se cometan los peores errores de la historia, genocidios, extremismos, prostitución, drogadicción. Quién coño nos hemos creído para habitar en este mundo cargando la corona. Quién eres tú, para decir que no vale la pena, que no valgo, que no valemos. Quién somos nosotros para decidir el futuro de los demás.

Reflexión.